Los años 90 no solo consolidaron al black metal como movimiento musical y cultural, sino que lo empujaron hacia sus formas más extremas, v...
Los años 90 no solo consolidaron al black metal como movimiento musical y cultural, sino que lo empujaron hacia sus formas más extremas, violentas y sin concesiones. En esa década sombría, marcada por la controversia, el misticismo y el sonido implacable, surgieron bandas que redefinieron qué tan pesado y abrasivo podía llegar a ser este género. Algunas llevaron el satanismo a su máxima expresión simbólica, otras alcanzaron una crudeza sonora que rozaba lo primitivo, y muchas crearon verdaderas atmósferas de muerte, desolación y ocultismo.
Si bien el término «pesado» puede interpretarse de diversas maneras —sea por sonido, ideología, producción o intensidad emocional—, aquí reunimos cinco bandas que, sin discusión, representan lo más pesado del black metal noventero. No son las más famosas necesariamente, pero sí las que dejaron una huella profunda en la historia del extremismo musical.
Blasphemy: el caos como fundamento sonoro
Originarios de Canadá, Blasphemy es la encarnación del black metal más primitivo, violento y abrasivo. Su álbum Fallen Angel of Doom (1990) no solo marcó una pauta estética, sino que consolidó el estilo conocido como “war metal”: una fusión indomable entre el black, el death y una producción deliberadamente caótica.
A diferencia de sus contemporáneos noruegos, Blasphemy no buscaba atmósferas gélidas, sino bombardeos sonoros directos. Voces infernales, riffs disonantes y baterías como metralla forman un muro de sonido difícil de penetrar y aún más complicado de olvidar. Esta banda sentó las bases para muchas agrupaciones posteriores del underground que abrazaron el extremismo sin refinamientos.
Su imagen —condenas religiosas, balas, chaquetas tachonadas, corpse paint militarizado— es tan agresiva como su música. Blasphemy representa ese tipo de peso que no se mide en técnica sino en brutalidad. En los 90, fueron una anomalía y una provocación, y siguen siendo un referente indiscutible del caos sonoro.
Marduk: velocidad satánica y blasfemia sin filtros
Desde Suecia, Marduk irrumpió en la escena con una mezcla letal de rapidez, oscuridad y temática antibíblica. A partir de su disco Those of the Unlight (1993), y especialmente con Opus Nocturne (1994) y el demoledor Panzer Division Marduk (1999), esta banda redefinió lo que significa ser “pesado” en el black metal.
Su música es un bombardeo continuo de riffs veloces, batería implacable y vocales desgarrados que parecen surgidos del inframundo. El estilo de Marduk es militarizado, frontal y devastador. Las letras no buscan ambigüedad poética: son ataques directos a lo sagrado, celebraciones de la guerra y la perversión espiritual.
En los 90, Marduk se convirtió en una máquina de demolición auditiva, y lo hizo con una producción clara pero aún visceral. Su peso no proviene solo del sonido, sino de la actitud: sin concesiones, sin filtros, sin tregua. Son la banda perfecta para quien busca black metal que no solo muerda, sino que devore.
Beherit: minimalismo ritual y atmósfera sepulcral
Beherit es una banda finlandesa que redefinió lo esotérico dentro del black metal. Mientras otros apostaban por la agresión frontal, Beherit creó sonidos que se arrastraban como espectros por pasillos de ruinas cósmicas. Su obra maestra Drawing Down the Moon (1993) es un testimonio de cómo el peso también puede surgir de la lentitud, de la atmósfera, del ritualismo pagano.
La producción de Beherit en los 90 era cruda, poco convencional y profundamente inquietante. Voces distorsionadas como invocaciones demoníacas, teclados que simulan cantos infernales, riffs que reptan más que atacan. Esta banda es la expresión del black metal como arte oscuro, como ceremonia, como herramienta de transformación espiritual hacia lo oculto.
Beherit no hace música, realiza rituales. Y por eso su peso no puede compararse con otros: es más psicológico que físico, más tóxico que abrasivo. En los años 90, fueron el secreto mejor guardado del black metal más profundo y metafísico.
Darkthrone: la crudeza como postura ideológica
Darkthrone no solo fue una de las bandas más importantes del black metal noruego, también fue una de las más pesadas por su postura radical frente a la estética, la producción y el mainstream. A partir de A Blaze in the Northern Sky (1992), la banda liderada por Fenriz y Nocturno Culto abandonó el death metal técnico y abrazó una estética fría, desprolija y brutalmente cruda.
Álbumes como Under a Funeral Moon (1993) y Transilvanian Hunger (1994) se grabaron con la filosofía de que menos es más, de que el sonido debía transmitir miseria y odio, no calidad de estudio. En ese sentido, la pesadez de Darkthrone es conceptual: sus discos parecen grabados en ataúdes, con guitarras que cortan como cuchillas oxidadas y voces que escupen maldiciones desde cavernas escandinavas.
Lo que hace a Darkthrone implacable es su coherencia estética. Nunca han buscado agradar ni evolucionar hacia lo técnico. Su culto a la crudeza los convirtió en íconos de lo pesado, de lo puro, de lo inconforme. Son el alma helada del black metal, y en los 90 la encarnaron como nadie más.
Archgoat: bestialismo satánico y brutalidad primitiva
Desde Finlandia surge Archgoat como una fuerza imparable de oscuridad bestial. Formados en 1989, pero con su icónico EP Angelcunt (Tales of Desecration) lanzado en 1993, esta banda ofrece una versión del black metal que abraza el primitivismo más radical, con tintes satánicos que no buscan metáfora alguna.
Archgoat fue, y sigue siendo, el baluarte del sonido cavernoso. Sus riffs son simples pero pesadísimos, sus vocales parecen vómitos de demonios enterrados vivos, y su producción está hecha para parecer un ritual en una iglesia profanada. Al igual que Blasphemy, Archgoat forma parte del movimiento del war metal, pero con un enfoque aún más ceremonial y pagano.
En los años 90, Archgoat no solo definió un sonido; definió una postura. Su música es una ofrenda a lo infernal, una negación absoluta de lo humano. Lo que hacen es repulsivo para muchos, pero sagrado para quienes buscan metal negro sin adornos ni compromisos.
Conclusión: el peso como forma de expresión
El black metal de los años 90 fue un campo de batalla creativo. Allí se definieron estéticas, posturas, sonoridades y una lucha constante contra la homogenización musical. Las bandas más pesadas de ese momento no solo hicieron música extrema: llevaron la expresión artística hasta el borde del abismo.
Blasphemy, Marduk, Beherit, Darkthrone y Archgoat representan distintos tipos de peso. El caos sónico, la velocidad blasfema, la oscuridad ritual, la crudeza ideológica y el bestialismo satánico son manifestaciones de un género que buscaba —y aún busca— escarbar en lo profundo del alma humana.
Para quienes aman lo extremo, lo antiestético, lo que incomoda y lo que transforma, estas cinco bandas no son solo referencias: son pilares. Porque el black metal no nació para agradar. Nació para romper, para arder y para abrir portales. Y los años 90 fueron su ritual más sagrado.
FOTO: INTERNET
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