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Succession - Temporada 4 (Torrent)

  -El décimo capítulo de la cuarta y última temporada presentó en 90 minutos el esperado desenlace y desató las más diversas interpretacione...

 

-El décimo capítulo de la cuarta y última temporada presentó en 90 minutos el esperado desenlace y desató las más diversas interpretaciones y valoraciones respecto de una historia que marcó el pulso del debate durante los últimos cinco años.

-El tiempo la ubicará en su justa dimensión, pero la creación de Jesse Armstrong tiene todo como para sumarse al panteón de las grandes series estadounidenses de la historia junto a Los SopranoThe Wire Breaking Bad.


Spoiler Alert: No leer esta reseña hasta que se hayan visto las cuatro temporadas completas de la serie.

La cuarta y última temporada de Succession había tenido un primer final en el tercer episodio (Connor’s Wedding) con la sorpresiva muerte del patriarca Logan Roy (Brian Cox), pero todavía quedaban otras siete entregas hasta saber qué iba a pasar con la venta del tradicional grupo de medios Waystar Royco de los Royal gigante tech GoJo del magnate anarcocapitalista Lukas Matsson (Alexander Skarsgård) y quién iba a quedar al frente de las operaciones en los Estados Unidos. Tras las mil y una confabulaciones, trampas, conspiraciones, traiciones y venganzas cruzadas llegó el tiempo de la votación y fue Shiv (Sarah Snook) quien a último momento votó a favor del traspaso para el 7-6 final. Y quien quedó al mando como flamante C.E.O. fue alguien tan trepador, advenedizo, sinuoso, pusilánime pero al mismo tiempo cínico y despiadado como Tom Wambsgans (Matthew Macfadyen).

Los devastadores últimos tres planos de Con los ojos abiertos, otro notable capítulo dirigido por el realizador-emblema Mark Mylod (rodó 16 de los 39 episodios de toda la serie, incluidos cuatro de esta temporada), fueron la síntesis perfecta de los tres protagonistas: Roman (Kieran Culkin) yendo a un bar a tomar un Martini, Shiv subiéndose a la camioneta de Tom pero con ambos ni siquiera pudiéndose darse bien la mano y mirando cada uno para otro lado; y Kendall (Jeremy Strong) caminando como un zombie por el Battery Park rumbo al río Hudson con el rostro desencajado y seguido a pocos metros por Colin, su guardaespaldas “amigo”. Ni ese eterno adolescente que es Roman, ni esa pretendida girlboss que es Shiv (tiene una suerte de venganza a medias contra sus dos hermanos machirulos, pero es nada menos que su marido quien le roba el cargo) ni ese ser dominado por el narcisismo que es Kendall tuvieron el premio que esperaban y por el que con tanta energía (y miserias) lucharon. Triste, solitario y final.



Se han escrito (y se seguirán escribiendo) decenas de textos sobre Succession con títulos rimbombantes como “¿Es la mejor serie de la historia sobre la lucha por el poder?”, “¿Es la serie que mejor retrata estos tiempos?”. No llegaremos a semejantes audacias, pero aquí van algunas valoraciones:

-Aunque en esencia no tuvo grandes diferencias con las emblemáticas series de los '80 sobre ricos, poderosos y famosos (Dinastía, Dallas, Falcon Crest/Viñas de odio), Succession siempre manejó con enorme criterio e inteligencia una ambivalencia que la convirtió, al mismo tiempo, en sátira sobre el cinismo y en denuncia sobre los manejos mediático-políticos, en melodrama familiar con ínfulas shakespeareanas y en comedia negra desatada, en alta cultura pero con un tono y ritmo propio de los Looney Toones de Tex Avery.

-Que una compañía de origen sueco como GoJo, cuyo principal atractivo es una app dedicada al streaming, las apuestas, los deportes y las redes sociales, se quede con el mayor conglomerado de televisión, radios y diarios tiene su (triste) lógica en estos tiempos: son los unicornios los que cotizan mucho más y tienen el “poder de fuego” para fagocitarse medios que hasta hace no tanto tiempo dictaban la agenda y marcaban tendencia.

-El octavo episodio (América decide) muestra el inesperado triunfo en la elección presidencial de Jeryd Mencken (Justin Kirk), un candidato republicano muy a-lo-Trump, pero advierte sobre la complacencia, connivencia y hasta manipulación que los grandes conglomerados mediáticos pueden tener (tienen) a la hora de avalar ciertas prácticas y resultados. La trastienda de ese capítulo muestra cómo la decisión de los dueños de la cadena ATN (más Fox News que CNN) puede favorecer una definición cerrada (algo parecido le pasó en la realidad a Al Gore, a quien muchos consideran le robaron la elección de 2000 frente a George Bush).



-Más allá de que alguna subtrama pudo resultar algo estirada o que determinado episodio estuvo por debajo del nivel promedio, el creador y showrunner Jesse Armstrong supo dar los saltos, imprimir la velocidad, realizar los ajustes, manejar los cambios que la serie necesitaba como para reinventarse cada año y jamás perder interés. Y además la cierra a tiempo. Así como el episodio 10 fue irreprochable, con un desenlace a medida, daba la sensación de que ya no había nafta para más.

-A nivel de popularidad, Succession no ha tenido ni la mitad de la audiencia de, por ejemplo, otra producción de HBO como Game of Thrones, pero su influencia y su grandeza son innegables y seguramente pasará a formar parte del puñado de títulos insoslayables para entender la riqueza, profundidad y dimensión del universo de las series junto a Los Soprano, The Wire y Breaking Bad (sumen alguna/s más si gustan).

-Succession ganó ya 13 premios Emmy (y ganará varios más en su última participación) en la categorías de Serie Dramática. Debería haberlo hecho como comedia. Antes que nada, fue una experiencia muy divertida. Y, claro, también aterradora.





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