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Fucking Second Life (Anibal Izquierdo)

Siempre había escrito sobre tecnología y otras hierbas con mi nombre real, sin ningún problema. Firmé escritos, algunas notas y artículos qu...

Siempre había escrito sobre tecnología y otras hierbas con mi nombre real, sin ningún problema. Firmé escritos, algunas notas y artículos que aventurados y arriesgados amigos se animaron a publicar. Sin embargo, y aún no se porqué, un buen día me desperté pensando que debería de separar mis identidades. Y fué lo primero que hice al bajarme de la hamaca (la tecnología de punta, la literatura y las hamacas no están peleadas). Después de pensarle una media hora, y de elaborar una lista de posibles seudónimos que podría usar para mi persona, elegí el que ustedes ya conocen.

Pensando en los miles o millones de personas que están inscritos en Second Life, el servicio en línea que permite vivir una vida alterna sin moverse del asiento, se me hizo muy justo desarrollar todo un personaje en pos de mi nueva identidad. Claro, sin el desembolso que mi raquítico bolsillo jamás podria erogar.

La "vida alterna" habrá durado alrededor de media hora. Es muy difícil pretender ser quien no eres, aún cuando esa otra identidad haya emanado de tu cerebro. Así que me conformé con el concepto de seudónimo a secas.

En Second Life, el gran mundo virtual alternativo, uno puede desplazarse por calles, comercios, teatros y cines. Uno puede inclusive "comprar" cosas con la moneda oficial, e incluso convertir esa moneda en dinero real equivalente. Es tan versátil, que incluso empresas del mundo real tienen establecimientos en Second Life, y venden productos que también puedes recibir en el mundo real.

Esto de las personalidades alternas también tuvo un roce conmigo cuando fui un acérrimo jugador de Calabozos y Dragones. En ese tipo de juegos me gustaba ser un poderosísimo mago destructor de mundos llamado The Leftyst, seudónimo que tomé en honor a un famoso hacker. Y lo que es tomar las cosas a la ligera: cuando me enteré que el significado real del seudónimo era "izquierdista" con la gama de peculiares acepciones que arrastra, quise prescindir de él. Pero ya no pude! gente que jugaba conmigo me llamaba "Left" hasta en la calle, y evidentemente el sobrenombre se fue hasta los juegos en línea. Así que sigo siendo "Th3 L3ftyst" con su respectiva modificación: un sector de los usuarios de la red utiliza una forma de escribir que combina números y letras, y esto me sirvió para modificar el "nick". Reemplacé las "e" con "3" y digo que mi alias me lo generó una máquina al enviarle un mensaje de texto al 8666 con el código "NICK".

Y volviendo a mi Second Life personal: se me ocurrió enviarle correos electrónicos a mis amigos y conocidos con un correo electrónico que hice para mi alter ego, con resultados verdaderamente impactantes, que van desde la amenaza llana y sincera (deja de fastidiarme o te va a llevar tu p.m.), pasando por la natural reacción a socializar (quién eres? de donde nos conocemos?), y llegando al método de deducción lógica (ya se quién eres, es inutil lidiar con personas de tu calaña, cambiaste tu correo pero supe que eras tú por tu forma de escribir, pinche alfredo).

Esta situación, lejos de alarmarme o de escandalizarme, me ha hecho persistir en mi intento por conservar un alias, seudónimo, nick, sobrenombre, handle o como se le pueda llamar: sólo que ahora envió al pie de los correos, mi nombre real, para recordarle a quienes deben saberlo, que se trata de mí.

No creo que sea tan malo utilizar un seudónimo para escribir o un nick para jugar. Un handle para socializar o un alias para huir, cualquiera de ellos viene a representar una extensión del ser original. Y aunque a veces alguien pudiera pensar que el seudónimo se trata de otra persona, tal idea debe ser considerada por el propietario del sobrenombre como un logro, como el resultado de la canalización de una serie de ideas particulares con la necesidad de una proyeccion singular.

Pero ese no es mi afán: yo sólo aspiro a que mi seudónimo me escude de las sospechas de que "escribe en horas de trabajo", de que en algún sentido me desligue de mis actitudes cotidianas y me proyecte como alguien que sólo escribe de sus cosas, de internet, del software de moda, de equis. Que me sacuda los sendos estereotipos que me cargo, pues.

Admiro la capacidad de las personas que viven en Second Life. Pero créanme, jamás gastaré un solo peso ahi. Demasiado tengo ya con ser Th3 L3ftyst, y la persona que soy.

Fucking Second Life... y la primera también!

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